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802 Demasiado simple.

marzo 17, 2022

En el mundo de los adivinadores con la bola de cristal averiada, que opinan y yerran sin herrar hablando de las cosas más sencillas. Que no dan una en el clavo porque no quieren; y ni tan siquiera aciertan a toro pasado porque no les interesa. Pertenecen al grupo de » dame pan y dime tonto «. Pues sí, en este universo errático de la información, un «colectivo X» se come las uñas en un rincón, cultivando ideas que buscan el modo de lanzar a los cuatro vientos falsedades y mentiras para crear tinieblas e impregnar el ambiente de mierda, desolación, estupor, miedo y si apuramos justificar la resistencia suicida del pueblo ucranio al que deseo: el mayor acto de brazos caidos de la historia. Por las «patrias» no se muere, se vive, queridos animadores de guerras desde la retaguardia, con despensas llenas y anteojeras puestas para evitar pensar, en la remota posibilidad, de ver a sus hijos entre los muertos. Los «transmisores» , hay honrosas excepciones de uno y otro bando, de ideas plagadas de frases inconexas surgidas del submundo irreal y pragmático de los «unos» que convierten en mundo real, confuso y horrible para los «otros» ; que retuercen ideas y convicciones de gentes, que apenas conocen el mundo del que les hablan. Son intentonas zafias de redirigir las empatias, cada uno hacia su lado. Todos los mandamases falsean, bañados en miel, los objetivos, para disimular lo que muchos sabemos que es hiel. Distorsionan la razón y enmarañan nuestro pequeño universo mental. Son colosos ideológicos y económicos, enfrentados en la cumbre, que nos llevan y nos traen como a ovejas pastoreadas por la desinformación. No atisbamos ni por un momento que los estultos que gobiernan dirigen y manipulan nuestras vidas, lo hacen por miedos creados desde la mutilación informativa que hacen crecer la sensación, imperfecta y arraigada, por mil veces repetida, de: «no hay nada mejor» «estamos en un callejón» «no se puede salir». «Hemos entrado en el laberinto» «movemos la noria y no sale agua» A cada paso, mercenarios de la pluma falsean, engañan, reblandecen el alma de las gentes con sentimientos reales: fotos de niños y ancianos , frases repetitivas que hastian, los mismos vídeos que nos recuerdan sin concesiones ni treguas cada día las maldades de la guerra. De los patriotas foráneos que animan a resitencias suicidas a los otros, los de a pie, desconfiamos de ellos , son de la peor calaña, no nos convencen y casi siempre nos quedamos suspensos «buscando la mosca detrás de la oreja». Bajamos la guardia y los lobos ( «perdón lobos» ) nos suben al carro de guerras que algunos inician en nombre de libertades que, poco a poco mueren, quedan frías como los muertos que hace apenas nada las defendian y quedan en palabras vacias . A las víctimas las autoridades, compungidas, les hacen homenajes llorados con frases impostadas y vergonzosas que ponen el vello como escarpias . A los héroes, pobres héroes, les dedican monumentos que serán en el tiempo futuros cagaderos de tórtolas y palomas. Mientras las personas no valgan más que los territorios, y dejemos de usar la tierra para enterrar a los muertos de las guerras, «entre naciones», sordas, mudas, crueles, desinformadas: ¡pidamos!, no se a quién, ¡ Que las guerras paren! Demasiado simple, tremendamente hermoso. No hay argumentos que expliquen las estulteces que hoy , unos y otros dicen sobre las fronteras seguras y dejan como si no existieran las geopolíticas…las…las… materias primas necesarias para comodidad y disfrute de la «sociedad del bienestar» que con las guerras nos quitan y mantienen aterrorizando la «sociedad del malestar». ¿ Quiénes ganan en las guerras? Yo ¡No! Y usted ¿ Qué ganará ? Ante esto una solución: «sonreir siempre, aunque nos cueste; llorar nunca, es fácil y duele » Permitido: llorar de alegría y como tubo de escape. Y recordando a Charles B… Nuestros pecados son testarudos, nuestros arrepentimientos cobardes. Iñaki de villa.

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